miércoles, 25 de marzo de 2009


Pues si. Sólo hubo que dejar pasar unos días para que lo que era una suposición se convirtiese en realidad. Después de años desempeñando su función en Turón, se nos va Jesús "El Bibliotecario" como todos le conocemos. En estos momentos, a uno le vienen a la memoria montones de recuerdos y experiencias vividas junto a esta persona joven que quiso a Turón mucho más que algunos de los aquí nacidos y que sin duda es merecedor de ese título no oficial de "Turonista" que Manolito Baquero concede a algunas personas y que yo me atrevo a concederle a él.
Recuerdo aquella vieja biblioteca (más almacén de libros) que situada en la hoy Casa de la Juventud nos dió oportunidad de asistir a aquellos Encuentros Literarios con escritores que quedaban asombrados de que un grupo de personas hubieran "destripado" su obra.¡Que tiempos aquellos de los talleres de lectura!. Recuerdo la politización porque el Joaquín Leguina, escritor, viniera a hablarnos de su obra. Recuerdo aquellos inicios de las Jornadas de Senderismo de Turón en que había que hacer de todo.Recuerdo aquella celebreción del Centenario del Ateneo en que con más ilusión que medios se dió una lección de buen hacer. Recuerdo la maravillosa experiencia de "Bibliotecarios por un día" que hizo que nuestro Turón saliese en todos los telediarios contando como "un bibliotecario despertaba la aficion a la lectura en unos niños de un pueblo minero". Recuerdo aquella Jornada de Poesía que no tuvo continuidad por falta de interés cultural en nuestras autoridades. Recuerdo la inmensa paciencia que demostraba al enseñar a los escolares lo que era un tejuelo, las partes de un libro o cómo buscar una publicación en las distintas estanterías de la Biblioteca. Recuerdo... y en todos esos momentos veo a Jesús. Nervioso, al pie del cañón y nunca pendiente del relog, amante de su tarea (nunca agradecida lo suficiente) dispuesto a sacarnos alguna palabra que iniciase el coloquio que luego costaba parar. Siempre en la brecha. Dispuesto a recomendarte el libro que sabía tenías en mente, conocedor del gusto de los usuarios o contando por el mundo la experiencia de las lectura en el Ateneo Obrero de Turón.
Ahora se nos va. Cerca, a Mieres, y, como es ley de vida otra persona vendrá a atendernos en la Biblioteca. Pero algunos, entre los que me encuentro, tendremos siempre una deuda con tu persona, con tu amabilidad, con tu "saber estar" aunque ese mundo de 6 kilómetros no impedirá que podamos seguir gozando de nuestra amistad y tomando esos cafés llenos de secretas confidencias. Turón tiene contigo una deuda dificil de saldar por la gran labor cultural que realizaste en el Valle. Pero ya sabes, la cultura nunca tiene el reconocimiento que se merece. Desde estas líneas, un abrazo y toda clase de éxitos. ¡Te los mereces!

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